Cualquier cosa que escriba a modo de presentación será usada contra mí por mí mismo dentro de algún tiempo. Es lo que tienen los arrepentimientos.
Teniendo en cuenta que quienes accederán a este blog me conocen (y aún así me aguantan... ¡¡¡e incluso hay quienes me quieren!!!), dejaremos que el blog se presente solo. No hay nada previsto y a la vez sospecho que necesitaría mucho tiempo para expulsar todo lo que llevo dentro. Así pues, ya que estoy atravesando un estado de viudez provisional y me han cedido la palabra, allá vamos.
Sin más planes que dejarse llevar -lo cual no es poco- intentaré rescatar viejas sensaciones. Una vez aliñadas con cuestiones actuales podrían servirse a unos comensales benevolentes que sabrán disimular las limitaciones de la cocina de mi alma. Son sobras de ayer recalentadas. Cuando hay hambre...
No hay comentarios:
Publicar un comentario